domingo, 15 de abril de 2012

INGENUO GENIO







Era yo dueño de inmensas riquezas, esclavos, oro y joyas, era muy rico.

Todo empezó un verano Iba a viajar así que arregle ciertos asuntos, aprovisioné galletas y dátiles para alimentarme en el desierto.

Partí, cabalgué durante días y días, llegue a mi lugar de destino puse todos mis negocios en regla y emprendí de nuevo mi regreso. Agobiado por el calcinante sol del desierto, avive mi mirada y descubrí un pequeño oasis aun lado del camino. Me dirigí a él y, llegado, que hubo fresca sombra de los árboles, descabalgué y me senté junto a un arroyo cristalino extraje de mi zurrón, las provisiones que me quedaban. Los huesos de los dátiles los arroje alrededor y, concluí mi frugal banquete, me lave el rostro, las manos y los pies, como buen musulmán, y me arrodillé para recitar oraciones.

Me hallaba en esa postura, cuando apareció un genio ante mí de una estatura colosal y de un aspecto horrible, esgrimiendo un descomunal alfanje. Su mirada lanzaba fuego, y me dijo así:

-Acabas de matar a mi hijo y tú también vas a morir.
Y asió por mis cabellos, me arrojó al suelo, alzó su feroz acero, dispuesto a desgorrarme sobre el cuello.

-Favor! -Favor! dije ¿Qué crimen he cometido? ¿Cómo he podido matar a vuestro hijo si ni siquiera lo he visto?
-vas a negar que has arrojado los huesos de los dátiles vociferó el genio.
-sí, eso es verdad no lo niego. Le dije
-pues has de saber dijo el genio -mi hijo pasaba a tu lado, le dio en el ojo uno de tus huesos y fue fulminado por la muerte. Y tú, su asesino sufrirás la misma suerte.
El alfanje se agitó sobre mi cabeza y sentí que llegaba mi último momento.
¡Soy inocente! clamé. Acaso he matado vuestro hijo pero lo hice involuntariamente ¡tenéis que concederme vuestro perdón!
Al hablar así me acorde de mi esposa y mis hijos, a los que no vería más. Desesperado y justamente cuando el genio iba a dejar caer su alfanje lance un grito y le dije al genio:
¡Escuchadme solo una palabra! te pido una última merced antes de perder mi vida. Dejad en suspenso vuestra sentencia, mientras me despido de mi familia, hago el testamento y ordeno mis negocios. Después dije: juro por el dios del cielo y de la tierra que me tendréis aquí, dispuesto a entregaros mi cuello.
¿Qué tiempo te llevará hacer todo eso? me preguntó el genio
-en un año regresaré. Le dije yo.
Cuando vuelvas haremos un duelo y verás que te ganaré y morirás, acuérdate que lo prometiste. Me dijo el genio.
Diciendo esta promesa, el colosal genio desapareció y yo seguí el camino.

Llegue a mi casa y fui recibido con alegría por mi familia, pero estallé con grandes sollozos y expliqué con detalles su triste aventura y la ingeniosa promesa que había dicho y el próximo duelo con el genio. Mi esposa e hijos lloraron con cierta amargura.

Cuando yo estaba a punto de pagar mis deudas, repartir limosna a los pobres, obsequiar a mis amigos con valiosos regalos conceder la libertad a mis esclavos y repartir la hacienda entre sus hijos me ideé un súper plan.

Me puse toda la noche con expertos en robots para que fabricaran un robot idéntico a mí, el robot se vestiría como yo e iría a hacer el duelo con el genio por mí.

Llegado el momento de partir al desierto habiéndome hecho una cirugía de cara fui con mis compañeros fingiendo ser escoltas y el robot adelante fingiendo ser yo .partimos hacia el desierto.

Esperando yo y mis compañeros al genio, se acerco un anciano con una cierva, preguntando al robot que era supuestamente yo. ¿Qué os ha traído buen hombre a este lugar apartado, morado de espíritus malignos? Cuando el robot se refirió a la aventura que yo había sufrido, el anciano exclamó.
-en mala situación, no lo habrías prometido, pero traes grandes escoltas. Me gustaría oír y contemplar vuestra entrevista con el genio.
Apoco llegó otro anciano con dos perros negros y como se interesara para el motivo de la presencia de los viajeros en aquel lugar, el viajero de la cierva puso en antecedentes y el recién llegado optó por quedarse asistir a los próximos sucesos.

Enseguida apareció el tercer anciano que le formuló las mismas preguntas

Fin

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